Interacción con el mundo digital
Spoiler. El metaverso no es algo nuevo. La humanidad ha sido “consciente” de la difusa frontera entre el mundo real y la realidad virtual desde los inicios de la historia y la filosofía. Se pueden ver rastros de estos pensamientos desde Platón, Descartes y otros filósofos que, de alguna manera, se preguntaban si estamos viviendo en el mundo real, en un sueño o en una ilusión del mundo creada artificialmente. Hay muchas de estas ideas en nuestra cultura, así como en nuestras construcciones imaginarias de cómo sería el futuro. Nada nuevo hasta ahora. Sólo la humanidad.
¿Qué hay de nuevo, entonces? ¿Por qué el metaverso se está volviendo tan omnipresente hoy en día? Ciertamente, porque hay cambios dramáticos en la forma en que la gente interactúa con el mundo digital. Es como asistir a una tormenta perfecta en la que muchos acontecimientos aparentemente no relacionados entre sí convergen en un solo punto (el espacio-tiempo): La llegada de tecnologías habilitadoras que prometen un futuro de un mundo digital completamente inmersivo, en 3D, con medios sociales y juegos en línea, donde la gente, entre otras acciones humanas, jugará, trabajará, se conectará o comprará. Al hacerlo, interactuará con otros humanos, pero también lo hará con algunas identidades digitales habilitadas por la IA. Incluso la tecnología blockchain tiene algo que decir al respecto.
¿De verdad? ¿Blockchain? Sí, el Metaverso podría verse como una proyección de la tecnología blockchain. Comparte la mayoría de los fundamentos de las acciones humanas (naturaleza) como la escasez, la necesidad de un gobierno, las reglas de actuación y los diferentes niveles de identidad. Incluso los tokens no fungibles (NFT) tienen algo que decir en el metaverso, ya que se están convirtiendo en uno de los activos digitales más transaccionados dentro de este ecosistema. Esto tendrá implicaciones para los wallets digitales, así como para los derechos de propiedad (o intelectuales). Además, hay múltiples proyecciones de mundos virtuales que están compitiendo por ganar tracción (es decir, el número de identidades digitales que realizan transacciones) y, probablemente, en un futuro próximo, sólo triunfarán unos pocos.
Identidades ampliadas y aumentadas
Entonces, ¿cuál será el impacto en la forma en que el mundo ve y entiende las identidades de toda esta revolución filosófica y tecnológica? Hoy en día, hay identidades digitales simuladas sintéticamente (SIM), identidades biológicas simuladas (BIOSIM) e identidades reales no simuladas (NonBIOSIM) que coexisten tanto en el mundo real como en el virtual (Phygital identities). Actualmente, es difícil saber cuál es la cuota de cada una de estas identidades dentro del Metaverso y del mundo real. Sin embargo, el número de SIMs y BIOSIMs aumentará exponencialmente en la medida en que el ecosistema digital se acerque a la tesis de David J. Chalmers sobre el futuro de la realidad virtual: “[…] dentro de un siglo tendremos realidades virtuales que serán indistinguibles del mundo no virtual”. De ahí la aparición de identidades ampliadas y aumentadas:
- Identidad extendida: Una identidad no digital (es decir, una persona biológica) que tiene una proyección digital de su identidad biológica (BIOSIM);
- Identidad aumentada: simulaciones de identidades digitales (SIM) que pueden ser o no una proyección de una identidad individual o colectiva existente.
Identidades BIOSIMs Vs. SIMs
Una identidad ampliada (es decir, las BIOSIM) estará vinculada a las identidades no digitales existentes por sus características biológicas (por ejemplo, la biometría). No serán únicas pero no podrán ser objeto de comercio. Autoridades de confianza regirán la emisión de estas identidades y se almacenarán y utilizarán a través de Wallets Digitales autentificados biométricamente. Por último, hay una o varias BIOSIM vinculadas a la misma identidad no digital que operan dentro de uno o varios Metaversos. Hasta el momento, ¿cómo está abordando esto el ecosistema? Utiliza la biometría (es decir, las características biológicas intrínsecas al ser humano) para vincular la identidad no digital a una identidad extendida (BIOSIM). Cada una de estas BIOSIM está certificada por una Prueba de Vida para asegurarse de que una BIOSIM no es una identidad SIM.
Ahora bien, en lo que respecta a las identidades SIM hay más futuros posibles imaginables abiertos a consideraciones. En primer lugar, una identidad aumentada podría ser creada por un algoritmo o por una identidad no digital (o una representación BIOSIM de la misma). Puede nacer sin ninguna característica específica, almacenada en un NFT y luego ser aumentada con activos digitales (es decir, valor agregado) disponibles dentro del Metaverso. Puede ser un alter ego, un jugador, un influencer o cualquier otro personaje imaginable cocreado por el ecosistema (es decir, el Metaverso y las interacciones de las SIMs y BIOSIMs). Y luego, puede ser utilizado o comercializado (monetizado) como una identidad aumentada.
El mundo real y el virtual
Estos posibles futuros harán que los wallets digitales sean omnipresentes como lo son hoy los smartphones. Además, las identidades no digitales serán conscientes del valor de sus propios activos digitales y conocerán las capacidades de monetización de sus interacciones dentro del Metaverso. Esta acción humana orientada a lo digital traerá consigo algunas preocupaciones adicionales porque las identidades se convertirán en activos valiosos. De este modo, la gente podría pensar en comprar o vender identidades (SIMs o BIOSIMs), heredar identidades (una colección de identidades extendidas o una colección de identidades aumentadas) o simplemente guardar sus queridas identidades en un lugar seguro para poder seguir interactuando con ellas en un futuro en el que la “conciencia” está presente en el mundo digital.
Aunque la brecha entre el mundo real y el virtual se irá cerrando a lo largo de los próximos años, sigue siendo una cuestión que los humanos y su acción seguirán siendo el núcleo de la actividad en el Metaverso. En ese sentido, las identidades, ya sean ampliadas o aumentadas, seguirán siendo un activo muy valioso que estará ligado a una identidad no digital. Al menos durante los próximos años. Por lo tanto, aunque el Metaverso cambiará la forma de ver el mundo (real y virtual) que nos rodea, las características biométricas seguirán siendo algo inherente al ser humano y, por lo tanto, será la clave para vivir (por ejemplo, derechos y obligaciones) tanto en los mundos reales como en los virtuales.